Nada cambia en el seno de la empresa del triángulo verde. Mientras empresas del sector muestran como se adaptan al devenir de los tiempos, sobre todo de los malos tiempos, luchando por una buena gestión empresarial conjugada con el máximo respeto por sus trabajadores y trabajadoras, otras siguen ancladas en el más rancio conservadurismo, aquel que se quedó hace mucho a las puertas de la tan ansiada democracia.
El gigante verde de la distribución española no deja ocasión que se le presente para mostrar su talante prepotente, algo de por si bien conocido por su plantilla, y que está calando cada vez más en la conciencia de sus clientes, o deberíamos decir, la mala conciencia, esa que les comienza a abordar por el hecho de ir a comprar a centros comerciales donde en los últimos tiempos la opacidad de lo que allí ocurría ha comenzado a resquebrajarse y la falta principios democráticos que sufren los que les atienden profesionalmente con una sonrisa tras los mostradores ya empieza a ser algo difícil de acallar y que va surgiendo a la superficie y a la luz pública.
Durante el día de ayer se celebraba en la Sede del Sistema Interconfederal de Mediación y Arbitraje, una vista instada por la UGT como paso previo al conflicto colectivo, por el caso de la vulneración de derechos sufrida por el personal de El Corte Inglés el pasado día 30 de junio. Hay que recordar que la empresa había iniciado una negociación unos días antes con el Comité Intercentros sobre el tema de los descuentos en compras del personal a partir de la apertura del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, y, sin plantear nada en ese foro de negociación, procedió de manera unilateral, a eliminar para el personal la acumulación de los descuentos que se venían haciendo en los denominados "Días sin IVA", mostrando, una vez más, que no cree en los procedimientos democráticamente establecidos en materia de derechos laborales.
El resultado de la mediación fue la esperada: falta de acuerdo reafirmandose así la actitud caciquista de esta empresa grande, que no gran empresa, que es El corte Inglés.
La gravedad de la cuestión no reside en la falta de acumulación de descuentos de ese día en concreto que venía disfrutando su plantilla, no, la gravedad va mucho mas allá, poniendo de manifiesto la inexistencia del principio de buena fe negociadora que debe envolver cualquier negociación de este tipo, tal como estipula la ley, y vaciando de contenido el periodo de consultas fijado por la normativa española como garante de ciertos procedimientos. Y es que, no basta con que cuenten con sus propios departamentos sindicales que se mostraron como siempre, complacientes a la vera de su amo y señor, sino que, además, su ostentada superioridad les hace estar, según ellos, por encima de todo aunque ese todo sea las reglas democráticas que tanto nos ha costado conseguir en este país.
Desde UGT vamos a seguir luchando para que los derechos de los trabajadores y trabajadoras de El Corte Inglés sean algún respetados.
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