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Abrir el diario comienza a resultar peligroso para el ánimo. Las primeras páginas retratan el dolor de los hospitales a la llegada de los heridos del último atentado en Irak; mientras un grupo de pakistaníes ? que parecen pasear por la marisma ? sobre unos campos anegados, arremangadas las ropas, vuelven a sus casas.
Los que también regresan ? pero en viaje inverso ? son los presos cubanos que han comenzado a salir de las cárceles y aparecen en nuestra presencia, recordándonos que los sueños hay que renovarlos para que no decaigan en pesadillas.
Y en la puerta africana de nuestra España, la tensión se ha vuelto a desatar, esta vez, dicen que en tierra de nadie. Bueno es saber que todavía queda una pequeña franja ? que separa a los hombres ? y que los países la consideran como de nadie. Porque allí se esta librando una disputa ? sigo sin conseguir comprender las razones de los que las impulsan ? en la que esta mezclado el machismo, la violencia y el resurgir de los que reclaman como suyo ese enclave.
En la ocho, el omnipresente problema de la corrupción, unos que avisan de la que se puede armar si investigan, otros que tiran y no tiran de la manta, los investigadores que necesitan mas tiempo, y los implicados disfrutando del estío veraniego en alguna playa de las que ayudaron a urbanizar sin moral ni conciencia, tan solo con el bañador.
La izquierda, preparándose para destrozarse, sin necesidad de competir en las elecciones, dispuestos a un debate, que seguramente nos defraudará, porque lo centraran en lo anecdótico y dejarán a los madrileños sin conocer los mensajes que nos saquen de este patio de corrala donde ya estamos hartos de tanto olor a cocido y chotis apolillado.
Y aunque parezca mentira, con este calor sofocante, las lluvias han destrozado varios pueblos cordobeses y murcianos. Es lo que ocurre cuando nos olvidamos que por allí pasaba el agua en las crecidas.
Un tiroteo con el resultado de un guardia muerto, la deuda española que parece que tiene menos presión ? se hace difícil entender el lenguaje de los economistas cuando hablan de las cuentas de los estados ? sino, vean este entrecomillado ?la prima de riesgo se relaja tras unos días de huida hacia los bonos alemanes?, quien diría que no se trata de unos parientes.
Con esto, ya estoy tocado ? touché ? y ahora me doy cuenta que de la sección de contactos han eliminado los huecos grabados, pero continúan los mismos mensajes, que terminan de entristecernos el ánimo.
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